Parece que está de moda hacer tríos. A veces tiene la tentación de proponérselo a su pareja, pero no sabe hasta qué punto eso va a perjudicar su relación.
La necesidad de romper con la monotonía de las relaciones sexuales entre parejas estables es lo que históricamente ha sugerido introducir cambios. En ocasiones tales cambios simplemente suponen modificar el marco de los encuentros sexuales. Pero, en otras, los cambios consisten en la introducción otro tipo de actividades sexuales que se prodigan menos.
El sexo oral y anal, la masturbación recíproca o propia delante de la pareja, son prácticas que inicialmente se introdujeron en las relaciones sexuales como un aliciente para las mismas. Sin embargo, actualmente, tales actividades sexuales se han extendido hasta el extremo de que hoy día forman parte de los recursos, más o menos habituales, a los que recurren las parejas para romper la monotonía.
En los últimos tiempos, los cambios van dirigidos no a hacer otras cosas sino a modificar los patrones tradicionales de contactos sexuales (en pareja). Entre esas posibilidades de modificaciones de las relaciones sexuales de la pareja se encuentra de forma destacada la formación de ‘tríos’. Es decir, hacer intervenir en las relaciones sexuales, que habitualmente son cosas de dos, a una tercera persona más o menos desconocida.
Ventajas y desventajas
Los tríos tienen la ventaja de la novedad. El aliciente de lo desconocido. Aunque esta es también su principal desventaja: que después de varias experiencias, queda rota la variedad resultando una experiencia repetitiva; aunque haya terceros diferentes cada vez.
Otra de sus ventajas es que se aleja el demonio de los celos. Al elegirse a la persona del trío conjuntamente y acordar hacerlo al unísono, hacerlo con otra persona se transforma en algo controlado y consensuado, por lo que los celos no tienen razón de ser. Una ventaja más es, pues, la ausencia de compromisos.
Entre sus desventajas también se encuentra que uno de los miembros de la pareja no acceda voluntariamente como parece a la introducción de ese aliciente en sus relaciones sexuales. No son pocas las personas que admiten hacer tríos para evitar perder a la pareja debido a la monotonía. A la larga, en estos casos, la relación se resiente, se deteriora y puede ocasionar la separación.
¿Cómo proponérselo a nuestra pareja?
Es muy delicado proponer este tipo de actividad a la pareja. En primer lugar hay que sondearla para saber qué opina al respecto, ya sea a favor o en contra. En cualquier caso, debe quedar clara su opinión favorable a ese tipo de actividades.
Después, la propuesta debe ir precedida de preguntas condicionales (¿…qué le parece si…?), antes de hacerla definitiva: '¿le parece bien que probemos meter a otra persona en nuestras relaciones sexuales?'.
Después de tomar la decisión de hacerlo, el principal problema de los tríos es elegir a la tercera persona.
Elegir a la tercera persona
Precisamente porque introducir una tercera persona es algo muy delicado, muchas parejas deciden llamar a desconocidos. Eso les permite no implicarse emocionalmente y dejar los encuentros sexuales a meras actividades lúdicas.
Otras parejas, sin embargo, encuentran peligroso y frío interactuar sexualmente con gentes que no conocen y entonces deciden introducir en sus relaciones a personas que conocen. Esta forma de proceder tiene el peligro de que esas amistades se involucren emocionalmente en la relación y, al final, ocasionen infidelidades.
Por eso, después de tomar la decisión de hacerlo, el principal problema de los tríos es elegir a la tercera persona. Ella debe saber dónde se mete, lo que se espera realmente de ella y lo que no. Debe saber que no deja de ser un mero juguete de carne y hueso para la pareja. Si lo acepta, no habrá problemas. Pero si accede al trío sin tener estas cosas demasiado claras, es posible que la pareja que le ha llamado introduzca un caballo de Troya en la relación, con consecuencias insospechadas.
Como los hombres necesitan variación de actores, por eso son más proclives a proponer tríos que las mujeres.
¿A quién le gusta más proponer tríos?
Suelen ser los hombres los que más solicitan introducir en sus vidas sexuales tríos. Y las mujeres suelen mostrarse más reticentes. Aunque también existan ejemplos de lo contrario. ¿Por qué sucede esto? Se ha comprobado que los hombres se excitan más con el cambio de personas en las relaciones sexuales. Por eso, tienden a no cansarse de ver hacer lo mismo a cambio de que sean diferentes personas las que lo van haciendo sucesivamente.
Las mujeres prefieren que los cambios que se introduzcan sean de actividades sexuales. Eso les excita más. Los hombres tienden a sentirse inclinados por las personas mientras que las mujeres se sienten más interesadas por la actividad sexual. Por eso ellas se excitan viendo copular a chimpancés (cosa que no sucede con los hombres); porque es la actividad sexual propiamente dicha, la que sea, la que las excita. Pero como los hombres necesitan variación de actores, por eso son más proclives a proponer tríos que las mujeres.
Variantes de los tríos
Los tríos más solicitados son introducir una mujer, conocida o no, en la relación de pareja. Y la solicitan, sobre todo, los hombres. A la novedad de una tercera persona, el hombre añade la opción de ver interactuar sexualmente a dos mujeres, que es una fantasía recurrente en ellos y la de interactuar ellos mismos con otra.
Las mujeres suelen sentirse más atraídas por la introducción de un varón en la pareja. Y no por ver actuando a dos hombres, sino por implicarse en una relación con otro hombre en presencia del ‘propio’. Este tipo de tríos, no obstante, son menos frecuentes, porque a los hombres les hace poca gracia implicarse en una relación homosexual o ver a la pareja implicada en relaciones sexuales con otro hombre.
Sin embargo, en no pocas ocasiones son ellos quienes desean introducir en las relaciones a un tercero que sea varón, por el morbo que les da ver interactuar a su pareja femenina con otro. Y a ellas, en ocasiones, les atrae introducir a otra mujer para ver cumplidas fantasías homosexuales que muchas mujeres heterosexuales tienen y que de otro modo no se atreverían a poner en práctica.
Tales actividades suponen que cuando se establece un trío todo debe quedar muy hablado y muy claro antes de iniciar. Debe establecerse unas normas muy precisas que tanto la tercera persona, como los dos miembros de la pareja que pactan con ella deben respetar. En caso contrario, se están comprando las boletas rumbo al fracaso.
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